Conviene huir de la Isla en agosto. Buscar una escapatoria del calor implacable, del bullicio armado de cucuruchos de helado y ansioso de huevos revueltos con aguacate, del aeropuerto atestado de pasajeros como si fuesen termitas, de la playa infestada donde no cabe la toalla sin rozarte los muslos con Petra o Henry. Niño, no le robes la pala a mi hija. Qué hartura de turismo, por favor, que hasta me los encuentro en el Mercadona de mi barrio. Los turistas son cómodos cuando están en sus rediles pero molestan en cuanto se escapan y vienen a tu calle, a la puerta del vecino, al bar de la esquina.
Así que una vez que tengo asegurado hueco en el barco, toca investigar las rutas de huida hacia el norte. Más allá de los Pirineos. Hacia arriba y más allá. Francia está a poco más de dos horas en coche desde el puerto de Barcelona, es una buena opción.
Turista
Palma06/06/23 0:29
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